Antes de que surja el Miedo

El potro llega al mundo y parte de lo que necesita para "funcionar" en él, depende de estímulos que recibe de su medio ambiente en las primeras horas y días de nacido.

La yegua madre a su vez, suele contar con una yegua amiga que oficia de "tía" o "madrina" que la asiste en la tarea de cuidar al potro y velar por su seguridad al "presentarlo" a la ansiosa manada que anhela conocerlo.

Un acercamiento conciente y respetuoso a una yegua parida y su potro, nos dará el privilegio de ocupar ese lugar cercano e influir en la percepción del potrillo que integrará al ser humano como parte de su manada original o primaria.

Esto promueve el desarrollo de personalidades confiadas en sí mismas y en el ser humano, y deviene en caballos que disfrutan la compañía de las personas, ya que son asociadas con experiencias positivas.
 

Participar de este proceso, nos sensibiliza, emociona y nos conecta con nuestra propia inocencia y capacidad de sorprendernos.